Posiblemente has escuchado hablar del resveratrol. Es un compuesto natural que se encuentra en algunos alimentos como el maní, algunos frutos del bosque y por supuesto, en la piel de las uvas rojas. De hecho, el vino tinto es una fuente deliciosa y muy popular de resveratrol.
Su capacidad antioxidante (93%) es mayor que la vitamina E (65%) y C (37%), y por ello protege las células del cuerpo contra el daño causado por los radicales libres, relacionados con el envejecimiento y diversas enfermedades.
Según evidencia científica, el resveratrol tiene beneficios para el sistema cardiovascular: ayuda a reducir el colesterol LDL ("malo") y prevenir la formación de coágulos sanguíneos. Además, tiene propiedades antiinflamatorias y contribuye a disminuir las inflamaciones crónicas de bajo nivel, que van dañando las células y órganos del cuerpo a lo largo de nuestra vida.
Lo interesante es que el efecto del resveratrol no se limita a una pastilla: diferentes estudios han comprobado que, aplicado como crema facial, aumenta la producción de colágeno, mejorando la elasticidad, hidratación y suavidad de la piel.
Por si esto fuera poco, estudios (en ratones), sugieren que el resveratrol puede tener efectos antienvejecimiento al aumentar el metabolismo, la sensibilidad a la insulina, la resistencia física y rutas metabólicas relacionadas a la longevidad.
El Dr. David Sinclair, Profesor de Genética en Harvard Medical School y experto en longevidad, toma 1 gramo de Resveratrol diariamente como parte de su coctel de longevidad.
Si estás interesado en tomar resveratrol, el mejor momento es de noche, pues la luz solar reduce su efecto. Debes tomarlo al menos 3 meses para ver algún efecto y la cantidad sugerida varía entre 75 y 1,500 mg.
Según indica el Dr. Sinclair, envejecer no es algo irreversible, pero aun cuando algunos estudios respaldan posibles beneficios, se necesita más investigación para confirmar y comprender completamente su impacto en la salud humana.